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Apertura de LOS GALLINA (ED+, V, WI6+, 6b, 200m) en el tercer muro de Gavarnie 24.01.2012 - FOTO Y TEXTO: albertganxets.blogspot.com
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| La tentación era demasiado fuerte. Viernes, 7 de la tarde, me sorprendo a mí mismo conduciendo, solo, hacia Gavarnie. Allí me esperan Kepa, Mikeltxo, Andoni y Unai.
¿Qué ABO hacemos este fin de semana? - me suelta Kepita riéndose de mí, todavía recordando la salida del año pasado por los alpes calcáreos. Siete días de excesos, irrepetibles, varios rutones ABOminablemente difíciles, demasiado para escaladores mediocres como nosotros intentando seguir a Tron y Unai. Estoy a punto de cambiar el frío del circo por el solecito de Montañesa donde otros amigos continúan sus travesuras.
Me tranquilizo, cenamos y definimos estrategia. El sábado subiremos con material de vivac y, quizás, equiparemos el primer largo, sea de Divo Listo, sea de Aloïs. Decidiremos sobre la marcha. Andoni y Mikeltxo subirán con la intención de escalar Aloïs, y unos amigos franceses quizás estén intentando el Aliento. Se anticipa overbooking en la zona de vivac. Aprovecharemos la huella de bajada de Martín, Gerber y Remi, que el jueves se llevaron el Aliento aproximando desde Serradets. Opción que desechamos por miedo a las placas de nieve. La subida directa, además de entretenida, aporta mayor seguridad a igual rapidez, y un descenso más directo.
La visión de un escuálido primer muro entristece. Freezante es la única que posee el hielo suficiente para ascender cómodo. El resto de vías ya se dibujan, pero todavía requieren cinco días de frío. El inversómetro del circo funciona a plena máquina y notas como el aire gélido de las cimas se desploma por las laderas. El hielo es escaso pero de calidad, y apenas sufrimos zonas húmedas.
Alcanzamos el balcón del tercer muro sin prisa, mucho más cansados de lo que queremos reconocer. Hemos empleado casi 7 horas y las piernas pesan después de un año sin tocar nieve.
Allí descubrimos a Rémi y Baptiste escalando el primer largo del Aliento, y montando el vivac en la cueva que hay a pies de Homme Presse.
La poca cantidad de nieve obliga a buscar otro emplazamiento para nosotros. Afortunadamente el año pasado ya intuimos la repisa perfecta que se forma bajo Memento, con capacidad para alojar a 5 personas cómodamente. El vivac se anuncia fresquito. Gélido coincidiremos en definirlo a la mañana siguiente. Sufrimos los rigores de una cruda noche de invierno cambiando de postura mil y una veces. Imposible conciliar el sueño.
Amanece. Varios frontales moviéndose por Serradets así lo atestiguan. Conseguimos empezar la escalada antes de las nueve de la mañana, todo un récord. A los pies del Divo descubrimos una cuerda fija en Aloïs, y sin pudor alguno la utilizo para jumarear el primer largo. Luego la retiramos pensando que, de nuevo, alguien la ha abandonado definitivamente como ya pasó en años anteriores. Hoy he descubierto que nos equivocamos: al parecer la cuerda se instaló para filmar o probar algo. Sólo puedo decir que lo siento y que la encontraréis en la repisa del segundo largo.
Kepa se zampa el segundo largo desde donde abandonamos Aloïs, cruzando hacia la izquierda. A partir de aquí todo hielo precioso y nuevo. Nunca antes había escurrido de forma tan abundante.
Goulotte tapizada de hielo tierno y agradable, pero expuesta a canalizar cualquier desprendimiento de los colgajos superiores. Montamos reunión apurando cuerdas y tornillos... Nuestros colegas se quedaron el resto y sólo tenemos 9, demasiado poco para el largo que se avecina. Por suerte aparecen otros 3 en el fondo de la mochila, tornillos cortos, excelentes en este tipo de escaladas.
Otra tiradita rápida para situar la reunión a salvo de posibles bombardeos que anticipamos producirá la lucha de Unai contra la columna. Dos tornillos con dos abalakov y nos desplazamos lateralmente al abrigo de un techito de roca que aderezamos con un clavo malo.
Empieza el festival. Esta vez un cortometraje. En algo menos de una hora el bizcochito se ventilará en perfecto estilo una filigrana de cristal. La columna está casi siempre pegada a la pared. El agua ha ido escurriendo por la roca ligeramente desplomada construyendo este cigarro que atenta contra la ley de la gravedad.
Los primeros metros resultan técnicos y expuestos: los tornillos son mediocres y el desplome exige un físico de atleta. A media tirada Unai cambia el hielo por una fisura perfecta de roca, sexto grado, que le permite emplazar tres friends a prueba de bomba. Vuelve a la columna con dos movimientos aleatorios y opta por no chapar un tornillo demasiado cercano a la línea de fractura de la columna. Mejor volar metros que viajar junto a bloques de agua petrificada.
El cordino por el que izamos mochila o material pende en el aire vertical, y se encarga de corregir nuestra perspectiva. Y la realidad se manifiesta con todo su esplendor, cruda, cuando abordo esta maravilla con las cuerdas por arriba. Lo que Unai resolvió en libre y sin reposo alguno, me cuesta sangre, sudor y estremecimientos. Qué largo tan soberbio. Un auténtico 6+ de hielo. Alcanzo la reunión mientras anochece, y la última luz se despide de nosotros.
El estado de la nieve, perfectamente asentada, nos permite relajarnos y completar una jornada larga y satisfactoria. Quince rápeles más tarde nos abrazamos en el fondo del circo.
Gavarnie, todo un lujo cerca de casa.
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