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Parece increíble pero es cierto: El canadiense Spencer West hace cumbre en el Kilimanjaro… sin piernas 27.06.2012 - FOTO Y TEXTO: desnivel.com
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| Necesitó siete días para alcanzar la cima de la montaña más alta de África, en un increíble ejemplo de superación y determinación bajo el título Redefinir lo posible. Sus brazos fueron la única fuerza impulsora para ascender los 5.895 metros del Uhuru Peak.
Redefinir lo posible es el lema bajo el que Spencer West ha escalado el Kilimanjaro. Y seguramente esta expresión nunca se había utilizado con tanta razón como en esta ocasión. Este canadiense de 31 años, que perdió ambas piernas a los 5 años de edad por culpa de una malformación genética, ha sido capaz de alcanzar los 5.895 metros de la montaña más alta de África impulsado únicamente con sus manos.
West ha ido acompañado en todo momento por otros dos montañeros canadienses con quienes se ha preparado durante meses, así como por un grupo de 50 personas en total, entre porteadores y fotógrafos (sólo la mitad llegó con él a la cumbre). Ha necesitado siete días para coronar el Uhuru Peak, en un increíble ejemplo de superación y determinación en colaboración con la organización Free the Children.
La crónica de la ascensión:
Inició su periplo en Naro Moru (1.997 m) el 13 de junio, con una primera jornada de cinco horas de duración que le llevó hasta el campamento Simba (2.634 m). En el blog que ha ido actualizando durante su aventura, Spencer West comentaba ese día que he dedicado más tiempo caminando sobre mis manos del que habíamos previsto; en realidad, he estado el 80% del tiempo caminando y el 20% en mi silla de ruedas. Y Paul, nuestro guía, tenía toda la razón: mi tendencia a hacer zancadas más largas en realidad me fatigaba más rápidamente; hacer zancadas más cortas, era menos agotador y me permitía moverme más eficientemente.
En su segundo día de trekking, de 5 horas y media de duración, alcanzó el lugar conocido como Second Cave (3.487 m). El camino era sobre un terreno muy rocoso y empinado, escribía ese día West, llegó a ser tan vertical en un momento determinado, que los porteadores tuvieron que llevarme durante más de una hora en la chair-carrier [una silla montada sobre unas parihuelas], no había otra opción. Aunque durante la mayor parte del camino anduve y escalé sobre mis manos.
El día 15 de junio Spencer West llegó hasta Kikelewa Camp (3.675 m) durante cuatro horas de marcha por un terreno igualmente duro que le llevó a ascender por encima del techo de vegetación. De nuevo, tuvo que ser llevado a hombros en la chair-carrier, aunque esta vez por sus amigos David y Alex: Si puedes decir, en algún momento de tu vida, que tienes un amigo que te llevaría a hombros hasta una montaña, estarás entre las personas más afortunadas del mundo… Yo puedo decir que tengo dos, reconocía en el blog.
Después de un dia de descanso alrededor de los 4.200 m, la aventura prosiguió el 17 de junio hasta Kibo Hut (4.714 m), tras otras cuatro horas de trekking. Hoy fue duro. E hizo frío, resumía el pundonoroso montañero, tras cruzas la zona árida conocida como el Lunar Desert, que le pareció la cara oscura de la luna. El terreno merece su nombre. Es una dispersión enorme de pequeñas piedras sin orden alguno –difícil de navegar, especialmente sobre tus manos-, prácticamente sin vegetación. Y, encima de todo, ¡es empinado!
El sexto día, otras cuatro horas de progresión, le llevaron hasta la Hans Meyer Cave (5.243 m), con las primeras temperaturas bajo cero del recorrido: Pensé que ayer había sido duro y frío, pero no fue nada comparado con hoy. Ha sido, de lejos, el día más duro hasta ahora, señalaba West. De todos modos, había conseguido superar una jornada más el tramo previsto y sus sueños quedaban a un solo día de distancia.
El último día, el 19 de junio, se levantó a las cuatro de la madrugada y necesitó tres horas para plantarse en la cumbre del Uhuru Peak, la cima del Kilimanjaro (5.895 m). El día en que lo posible sería redefinido. Fue una lucha todopoderosa, pero… ¡lo hicimos!.
Con esta ascensión, Spencer West ha conseguido recaudar 500.000 dólares para la asociación Free the Children para un proyecto de llevar agua potable a la comunidad kenyata afectada por la sequía.
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